Nos encontramos en la recta final del mes de Enero de 1944. Un soldado germano, aterido y con manos temblorosas, limpia su manido fusil Kar-98 en el interior de una zanja practicada en el terreno. Diríase que este hombre, junto a sus camaradas, todos ellos presentan la viva imagen de un puñado de hombres consumidos por la guerra y sus inseparables privaciones. Desgaste físico y mental que rezuma por unos ojos que conforman miradas ausentes, frías, mas no carentes de decisión, pues cada uno de ellos sabe que el rumor que resuena en lontananza no es otra cosa sino el avance del enemigo hacia sus posiciones.
Unas posiciones que deben defender a toda costa, ya que aquel lugar pintoresco donde se encuentran, Cassino, es el punto central de la línea “Gustav”, allí donde la vital carretera Nº 6 serpentea por el valle del río Liri en su camino hacia Roma, la capital de Italia.
A sus espaldas, en lo alto de una imponente elevación, con un cielo grisáceo como siniestro telón de fondo, se recorta la silueta de un viejo monasterio-abadía benedictino cuyos muros atestiguan centurias de antigüedad. Montecassino, una imponente construcción que data del siglo VI, mira con orgullo hacia el pueblo que se tiende a sus pies, justo en la falda del escarpado promontorio que encumbra con aire majestuoso. Atrincherados, tanto en el interior del propio Cassino como en sus inmediaciones, decenas de soldados alemanes se aprestan a lo inevitable: un duro combate contra los norteamericanos, quienes se aproximan con numerosos blindados y potentes piezas de artillería.
Mapa general que muestra la ubicación de Cassino en la península itálica.
Primer intento aliado por dominar Cassino.
Mañana tensa la del 20 de Enero de 1944. Los Panzergrenadiers (granaderos Panzer) de la 15ª División de la Wehrmacht, esperan inquietos la llegada del enemigo. Parapetados en el interior de trincheras, nidos de ametralladoras y búnkeres, miran con discreción el progreso de los soldados estadounidenses que, a lo lejos, se acercan hacia las inmediaciones del río Rapido.
Estos últimos desconocen que, en caso de atravesar las aguas bravas del río, deberán enfrentarse a mayores peligros adicionales: campos de minas, zonas empantanadas y, para poner aún peor las cosas, intrincados entramados de alambre de espino.
Mapa de situación que muestra Cassino y el cercano monasterio.
No es hasta bien adentrada la tarde del 20 de Enero, con la oscuridad a punto de dominar el escarpado terreno, cuando a pocos kilómetros al sur de Cassino, los hombres de la 15ª División alemana que custodian el pueblo de Sant’ Angelo dan la alarma. Como truenos ensordecedores, la artillería norteamericana comienza a golpear con furia todo el sector. Los obuses estallan con estrépito sobrecogedor. El terreno es zarandeado aquí y allá. Los infantes germanos, a cubierto en sus posiciones, resisten la lluvia de fuego con estoicismo. No son novatos, saben cómo funciona el asunto de la guerra…
Esta entrega al completo, y muchas más, disponible en mi reciente publicación titulada «Soldados. Hazañas y batallas».
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PD: para más información acerca del fusil Kar-98, no dudes en visitar este enlace donde encontrarás una increíble réplica de la prestigiosa marca Denix:
https://www.denix.es/es/catalogo/guerras-mundiales-1914-1945/rifles-carabinas-y-fusiles/1146-c/
Buena historia, aunque no se puede hablar de Montecassino sin hablar del ejército polaco del general Anders y su cruzada desde la URSS pasando por Irán.
Sin duda, el empuje final hacia la victoria se les atribuye a ellos. Pero, en este artículo, como ya has comprobado, me centro en la fase inicial, ya que muchas veces se asocia a los paracaidistas alemanes como los únicos defensores del enclave italiano desde el comienzo hasta el final de la batalla. No hay que restar mérito a la enconada defensa de los hombres de la 15ª División Panzergrenadier. ¡Gracias por tu valoración!