¿Quién soy?

Reichstag 2017 Berlín
Reichstag, 2017. Berlín.

¡Bienvenido a mi página!

Soy, entre otras cosas, docente de profesión, apasionado del heavy metal y un gran amante de la Historia. Una vez surge un proyecto en el que trabajar, ya no hay vuelta atrás. Música y coche me acompañan hacia mi destino para comenzar con el trabajo de campo, las entrevistas y un sinfín de actividades que me permitirán, meses después, condensar cientos de horas de documentación en una aventura de la que tú serás partícipe en exclusiva.

¿Qué vas a encontrar aquí?

Ni más ni menos que un espacio dedicado a mis grandes pasiones: la escritura, la Historia y la investigación.

Desde mi infancia he disfrutado con la lectura y el poder que conceden los libros. Un poder casi mágico que nos permite evadirnos a tiempos pretéritos y descubrir aquello que esconde el pasado.

He llegado, a través de mi labor de investigación y divulgación, a lugares que parecían demasiado lejanos, pero que no lo son tanto cuando, con un libro en las manos, puedo hacerte sentir lo que yo sentí, lo que otros han sentido y lo que otros sentirán: la fascinación por el mundo de las letras y la Historia.

Déjate llevar por la marea de las páginas de mis novelas hasta que encuentres las emociones, los sentimientos y el éxtasis del entretenimiento.

¿Te dejas atrapar por una forma diferente de contar la Historia?

Bienvenid@, amig@ de la lectura.

Daniel Ortega

Soy un escritor atípico

Soy un escritor atípico.

No soy un escritor «raro», pero muchos de mis lectores opinan que soy un tanto diferente, alguien apartado de corrientes habituales y encasillamientos; en definitiva: un «escritor atípico».

Dentro del género histórico, en concreto me refiero a los manuales con los que hoy contamos para poder documentarnos, una mayoría considerable se ha redactado desde el pedestal de los vencedores; por lo tanto se ha dejado en el olvido, con cierta alevosía, a los vencidos y su denostada perspectiva. Estas «verdades enciclopédicas» establecidas en un gran número de libros de texto han condicionado la opinión de generaciones casi al completo.

¿Dónde queda el testimonio de los «perdedores» de los conflictos bélicos? Por suerte, algunos textos han llegado hasta nuestros días para revelarnos sus amargas experiencias. Eso sí, hay que buscar bien para poder encontrar estas «joyas». Aunque, al irrumpir el siglo XXI, una nueva hornada de historiadores, cada vez más consolidados, se han atrevido a aventurarse en este apartado tan «oscuro» de la Historia y aportar un material de incalculable valor.

«La Historia la escriben los vencedores», nunca mejor dicho.

Por lo tanto, hoy más que nunca, debo dar la razón a muchos de mis lectores, pues mis novelas están escritas desde el lado de esos derrotados, del lado de los inocentes soldados obligados a combatir por el mero hecho de estar o haber nacido en un país determinado en las postrimerías de uno de los peores acontecimientos de la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. Dado que siempre me gusta empatizar con los protagonistas de la Historia, y también trato que otras personas sean capaces de hacerlo, voy a poner un ejemplo bien sencillo:

Corre el año 1939, el mes de agosto está a punto de evaporarse, y los rumores de guerra llegan a tus oídos. Te llamas Gustav Molders y has nacido en Berlín en 1920. Tienes 19 años. Apto para el combate. Precisamente, tu país de origen, Alemania, está en manos de un régimen que no tolera medias tintas. O entras en las filas del Ejército, o asume las consecuencias. ¿Y qué ocurriría si hubieses nacido en la rusia comunista regida con mano de hierro por Stalin? ¿Y si fueses súbdito japonés al servicio del emperador? ¿Y si tu partida de nacimiento reflejase tu origen estadounidense, francés, italiano o británico? En aquella época, ni los regímenes totalitarios ni las democracias occidentales estaban para bromas. Nadie, o casi nadie, tuvo poder de elección. Ni Gustav, ni Sergei, ni Hiroshi, ni Joe, ni Raclot, ni Enrico, tampoco Bob… Reflexiona, ¿qué hubiese pasado en tu caso?

Por experiencia propia, tras haber investigado aquel período a conciencia, recorrido de arriba abajo los escenarios donde tuvieron lugar los hechos que luego plasmo en mis novelas y, por supuesto, haber entrevistado testigos y expertos en la materia, más que nunca defiendo algo que he repetido hasta la saciedad:

Actualmente hay que tratar de mantener una mente aséptica respecto a aquella época, alcanzar una visión neutral de los hechos; aquello no era la visión que nos vende Hollywood, era la cruda realidad que experimentaron seres humanos con nombres y apellidos.

En mis novelas encontrarás personajes que encarnan a personas normales, corrientes, como tú y como yo, que se ven empujados hacia la violencia sin poder remediarlo. ¿Se convertirán en héroes o tal vez en villanos? A través de las páginas podrás vivir su historia y compartir su destino. Como no podía ser de otra forma, también encontrarás antihéroes, asesinos sin escrúpulos, arribistas y personajes dotados de alma oscura. Personajes, algunos de ellos reales, que por desgracia se cruzan en el camino o acompañarán a los protagonistas de mis novelas hasta el desenlace, a veces inesperado, otras veces caótico o cargado de emotividad, pero, en cualquier caso, finales en el recorrido que no te dejarán indiferente.

Y ya alcanzado el tramo final de esta particular presentación, debido a que soy un escritor «distinto» por narrar mis novelas desde el lado alemán, los «derrotados», no quisiera dejar de compartir contigo algo que experimento una y otra vez en mi andadura como escritor: el descalificativo hacia mí, o hacia mi obra, desde el total desconocimiento, por el mero hecho de juzgarnos a ambos tras un fugaz vistazo a cualquiera de las portadas. ¿Cuántas veces no he podido escuchar que una de mis novelas hace apología de una perspectiva política determinada? Ante semejantes opiniones infundadas, paciencia y mayor empeño en mi labor: investigar, estudiar, aprender y divulgar la Historia. Eso sí, desde una perspectiva diferente y de un modo ameno.

Así que, desde estas líneas, te lanzo una propuesta: ¿me acompañas en esta tarea tan complicada? Recuerda que la recompensa, a veces, es ingrata.

Mientras buscas una respuesta, te animo a que mires la foto que subraya estas palabras y reflexiones después: ¿cuál hubiese sido tu destino en aquella barbarie llamada Segunda Guerra Mundial? ¿Te atreverías a relatar tus vivencias si hubieses salido derrotado de la contienda?

Seguro que algún día podré escuchar tus impresiones.

¡Hasta pronto!

La Cambe, cementerio alemán, Normandía.