Febrero de 1943. Nos encontramos en el crudo frente ruso, en la madrugada del día diez del mes en curso. Noche oscura, gélida, en la que se superan los -20ºC. La brisa helada, capaz de cortar el rostro de quien ose permanecer a la intemperie, barre los arrabales de Leningrado. Allí, no muy lejos de una solitaria línea ferroviaria que une Moscú con la antigua capital zarista, varios soldados de la Wehrmacht (Ejército alemán) se agazapan en búnkeres, casamatas y, en el mejor de los casos, en alguna isba de la población de Krasny Bor.
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Un soldado padece los estragos de la climatología rusa.
Seguro que el lector ha reconocido a los protagonistas de esta nueva entrega de “Curiosidades bélicas”.
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Así es, se trata de los hombres de la División 250 de Infantería, la División Española de Voluntarios, también llamada “División Azul”.
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Sobre esta agrupación militar mucho se ha escrito, así que poco cabe aportar a lo ya tratado, así que este artículo-relato se centrará en lo que pudieron sentir aquellos hombres en una sucesión de eventos dramáticos, terribles y despiadados, pero repletos de gallardía y coraje sin parangón.
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Acompáñeme para, a través de los ojos de aquellos soldados, revivir el infierno de hielo y fuego en el que combatieron y murieron cientos de españoles en lucha épica contra un enemigo que les superaba en número y armamento.
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Verano de 1941, miles de voluntarios españoles parten hacia Alemania para participar en la Segunda Guerra Mundial.
Comienza la “Operación Estrella Polar”, un día que pasará a la Historia.
Durante el intervalo que transcurre desde las últimas horas de la jornada anterior hasta las primeras del décimo día del mes de Febrero, los soldados españoles se han percatado de lo inevitable. Ocupan una posición que se extiende entre Pushkin (al oeste) y Krasny Bor (al este), pero también se les ha asignado otras posiciones cercanas… Demasiado terreno a defender por una única división. El ataque se presume inminente en aquel estratégico punto al sureste de Leningrado.
Un reducido grupo de osados divisionarios acaba de llegar de una misión de reconocimiento. No tardan en informar a su oficial. La novedad resulta sobrecogedora, más aún cuando ya se ha establecido el estado de alerta para los integrantes de la División Azul allí destinados (unos 5.000 hombres). Grandes concentraciones de tropas y vehículos del Ejército Rojo se preparan para acometer contra las defensas españolas.
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A cada minuto que transcurre, el sonido llega con más nitidez. Más allá de la línea férrea y de alguno de los bosques que decoran el paisaje, rugidos abrumadores resuenan amenazadores. Son los blindados soviéticos que calientan motores; listos para arrasar con todo bajo sus cadenas de un momento a otro.
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Semejante noticia recorre como la pólvora todas las trincheras ocupadas por los “guripas”. Muchos de ellos son veteranos de la guerra de España, no tienen miedo a lo que pronto va a suceder, pero sí respeto, mucho. Otros jamás se han visto envueltos en algo parecido, solamente conocen de oídas lo que supone combatir contra los rusos, disparar un arma contra otro hombre, e incluso llegar al cuerpo a cuerpo, donde todo vale para liquidar al enemigo… Pues no queda otra si se quiere salvar el pellejo…
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Esta entrega al completo, y muchas más, disponible en mi reciente publicación titulada «Soldados. Hazañas y batallas».
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PD: Si disfrutaste de este episodio histórico, te espera mucho más en mis novelas. Puedes acceder a ellas en: