En esta nueva entrega hablaré de un soldado finlandés llamado Simo Häyhä, el francotirador más letal de la Segunda Guerra Mundial. Si observamos fotografías de él durante la contienda, veremos un hombre de escasa estatura ya entrado en la treintena (apenas sobrepasaba el metro y medio de estatura).
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En las imágenes, las dificultades de la guerra parecen dotar a su rostro redondeado algunos años más de los que en realidad aparenta. Pero su amplísima sonrisa, casi omnipresente en las instantáneas tomadas en aquella época, denota una personalidad cargada de humildad, tesón y sacrificio. Unos ojos de pequeño tamaño, rasgados, casi cerrados, se contraponen a sus dientes, que iluminan las instantáneas.
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A primera vista, Häyhä suscita inteligencia y valentía. Cualidades que definieron a este francotirador que mantuvo en jaque a varias unidades del Ejército Rojo.
"Hice lo que me ordenaron de la mejor forma que
supe. No existiría Finlandia si otros no hubieran
actuado del mismo modo"
Estas palabras aparecieron en 2001 en una publicación finlandesa (revista Helsingin Sanomat) y han grabado su huella en la Historia. Una huella indeleble, ya que su protagonista, que en aquel año 2001 nos relató su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, estaba a punto de fallecer. Lo haría el 1 de Abril de 2002 a la edad de 96 años. A sus espaldas dejó una de las gestas personales que más fascinación han despertado en mí a lo largo de estos años de lectura, investigación y divulgación.
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